APOCALIPSIS
11: 3 Y daré a mis dos testigos
que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. 4 Estos testigos son los
dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la
tierra. 5 Si
alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus
enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 6 Estos tienen poder para
cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y
tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la
tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. 7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que
sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.
Y sus cadáveres
estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama
Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 9 Y los de los pueblos,
tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no
permitirán que sean sepultados. 10 Y
los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se
enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a
los moradores de la tierra. 11 Pero
después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por
Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los
vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron
al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. 13 En aquella hora hubo un
gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el
terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se
aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.